Mi padrastro se ha ofrecido a llevarme con la camioneta hasta allí, recuerdo que es un rancho viejo, en Kansas, estuve viviendo aquí cuando tenía siete años, antes de que mis padres se separaran.
El camino de tierra que te aleja de la carretera es señal de que has de empezar a mirar por la ventanilla el aburrido y triste paisaje; solitario y caluroso, para ir acostumbrándote a lo que vas a estar observando en los próximos días que te quedes aquí.
Habíamos llegado. ¿El viaje? Aburridisimo, eso no ha cambiado, y espero que todo lo que recuerdo siga tal y como estaba. Ya venía papá para recibirme mientras mi padrastro aparcaba en la nada la camioneta, en medio de la arena del rancho, en la entrada, al pasar la valla oxidada que aun conservaba un poco de pintura roja.
Una mirada desde lejos de mi padre bastó para dejar claro que ya que me tenía allí,por casualidad, no iba a dejarme escapar una vez más. Él aún recordaba como le robaban a su hija de siete años pataleando y llorando porque no quería marcharse de allí, en la misma camioneta que hoy le traía de vuelta a casa a una pequeña mujer de diez y séis años.
Con su misma sonrisa que tenia grabada en la memoria, vino corriendo a abrazarme, me cojió como si de una pluma se tratase mi cuerpo. No podía dejar de mirarme. Supe entonces que mi madre me había mentido todos estos años sobre el hombre que hoy no podía dejar de observarme sin saber como escusar todos el tiempo perdido sin estar a mi lado. Me di cuenta que mi padre no había cambiado un solo detalle del rancho por tal de que al llegar me viniese todo al recuerdo, y lo echara en falta sin haberlo tenido. Era como si un hilo muy fino nos hubiese estado uniendo todo este tiempo, y no hubiese dejado de conocerle...Me había estado esperando.
- Hola papá... Yo también te he esperado.
En ese momento no quise saber nada más, solamente que mi padre y yo estaríamos juntos hasta el resto de nuestros días, y que alguien que miente para distanciar el amor de dos personas no merece tenerte en su vida.
